La ‘Verde’ llega a esta nueva edición del torneo con pocas expectativas, ya que no se le considera una de las selecciones fuertes de la categoría. Su historial reciente respalda esa percepción: en la edición anterior fue eliminada en la fase de grupos tras sufrir cuatro derrotas consecutivas. A esto se suma una preocupante racha negativa en sus partidos de preparación, acumulando nueve derrotas seguidas, incluida una reciente y dolorosa goleada por 0-5 ante Chile. Este panorama refleja las profundas debilidades del equipo, que necesita una transformación urgente si pretende competir con dignidad y revertir la imagen dejada en sus últimas presentaciones.
Por su parte, la 'Albirroja' ha demostrado ser una selección con mayor presencia en fases decisivas del torneo, como lo evidencian sus destacadas actuaciones en 2006 y 2022, cuando logró quedarse con el cuarto lugar, sus mejores participaciones históricas hasta la fecha. Sin embargo, pese a estos logros, el combinado paraguayo aún no ha logrado clasificar a una Copa del Mundo, una meta que sigue siendo una deuda pendiente. Consciente de este desafío, el técnico Carlos Bona busca cambiar el rumbo y mantener viva la ilusión, motivado por la reciente victoria 2-0 en un amistoso frente a Ecuador, resultado que no solo fortaleció la confianza del grupo, sino que también alimenta la esperanza de romper con la historia y dar un paso más hacia la élite del fútbol juvenil.