En la campaña anterior, Santos se consolidó como el equipo con peor desempeño en la clasificación, acumulando dos torneos consecutivos en el fondo de la tabla, una situación que encendió las alarmas dentro y fuera del club. Este mal momento ha propiciado importantes transformaciones a nivel institucional y deportivo, al punto de que incluso surgieron rumores sobre una posible venta de la franquicia. Sin embargo, más allá de los cambios administrativos y las promesas de mejora, el verdadero reto será trasladar esa renovación al campo de juego, donde deberán dejar atrás las malas actuaciones y demostrar que están listos para iniciar una nueva etapa más competitiva y esperanzadora para sus aficionados.
Pumas enfrentó un verano lleno de incertidumbre, ya que inicialmente circuló la versión de que el club había sido sancionado por la FIFA, lo que les impediría fichar nuevos jugadores. Esta noticia generó preocupación entre los aficionados y medios, ante la posibilidad de afrontar el torneo sin refuerzos. No obstante, con el paso del tiempo la situación dio un giro positivo, y el equipo no solo pudo incorporar nuevos elementos, sino que sorprendió al mercado con una contratación de alto perfil: el internacional galés Aaron Ramsey, exjugador del Arsenal. Este movimiento reflejó un cambio de rumbo en la estrategia deportiva de Pumas, que ahora apuesta por una plantilla más sólida y con mayor proyección internacional.