Rayados llega a este compromiso en un momento claramente más favorable que su rival, respaldado por una destacada actuación en la fase de grupos, siendo uno de los pocos equipos del continente que logró avanzar en esa instancia. Su rendimiento fue más que positivo, logrando un valioso empate frente al Inter de Milán y cayendo apenas por la mínima diferencia ante el Borussia Dortmund, dos potencias del fútbol europeo. Estos resultados no solo reflejan el nivel competitivo del conjunto mexicano, sino que también elevan la confianza del plantel de cara a los siguientes retos, consolidándose como un equipo sólido y capaz de pelear en escenarios internacionales exigentes.
Por otro lado, el equipo de Pachuca tuvo una participación para el olvido, despidiéndose del torneo sin haber conseguido una sola victoria y sumando únicamente derrotas, dos de ellas por goleada. Esta pobre actuación lo dejó en los últimos lugares de la clasificación, generando una gran decepción entre sus aficionados, quienes esperaban al menos una muestra de competitividad. En lugar de ser un contendiente serio, el equipo terminó siendo un mero espectador dentro de la competencia, lo que evidenció serias falencias tanto en lo táctico como en lo anímico, y deja muchas dudas de cara a su futuro inmediato.